viernes, 22 de octubre de 2010

¡¡ La clase media, que miserable es la clase media!!

Los planos de una revolución como la que nos ocurre se cumplen inexorablemente, pero el pensamiento mágico religioso seudo científico se niega a comprender que aún cumpliéndose científicamente con el análisis, éste está obligado a desaparecer, en el marasmo de lo que se transforma. Pero lo por construir no es un azar, no debe ser un azar, como lo fue la ciencia, o la religión, o la magia. La otra sociedad que nos hermane en el trabajo necesario, estamos obligados a pensarla entre todos; porque es el tiempo de los juntos.


La burguesía mundial lanza sus zarpazos, se quita la mascara del humanismo y como criminal que es, se muestra en toda su esencia; “el planeta es mío, el universo si se descuida también, con lo mío no te metas”, y la clase media coge piedra, pero contra nosotros los pobres.


La cagazón es grande, los ejemplos son muchos, pongamos cerquita a Venezuela, donde la burguesía pone en práctica desde el 2006 un plan para eliminar los alimentos de la gran mayoría. La ineficiencia de algunos funcionarios de la clase media en el gobierno se los pone en bandeja de plata, porque hasta el Mercal sufre el desabastecimiento, (La ineficiencia se quiere tapar con el cuentito de que estamos consumiendo más, como que si la realidad de la conspiración impulsada por periódicos y canales de radio y televisión no fuera una constante. Cualquiera que vaya a un supermercado de chino, que es a donde vamos los pobres, vemos la arrogancia del comerciante, con su cara de tliunfo, cuando uno le cita la ley contra el acaparamiento, el responde: cielelo, cielelo, pelo pague, si no déjelo ahí) en la componenda, están involucrados todos los componentes de la cadena, desde los importadores hasta los bodegueros, con el cuentito de que “como a mi me lo venden caro, yo también lo vendo caro”, pero a ello se suman los partidos de izquierda, los sindicatos y cuanta asociación de clase media exista en el país, para ellos de la noche a la mañana, Chávez se volvió autoritario, el mundo es inseguro, y la lucha contra la corrupción es la tarea más revolucionaria que se puede ejercer contra el gobierno de Hugo Chávez.


Los dueños de los sindicatos y partidos de la clase media (de izquierda), que dicen trabajar a nombre de los pobres, (como si nosotros le hubiéramos firmado algún papel) se niegan a participar en la construcción de una organización que asuma las tareas propias de este tiempo, organización que no puede tener las características de ninguna de las existentes hasta el momento, porque entre otras cosas, (no Chávez, ni nadie, sino el tiempo y las circunstancias históricas así lo exigen) estas organizaciones desaparecerán, aún contra su voluntad, porque ellas obedecen a un tiempo por morir, pero que se resiste, y es obvio que estas organizaciones y sus miembros también lo hagan (¡Vamos de nuevo con la excepción, y responderemos sólo justifican la regla, listo el lugar común), sigamos, pero como creen, que desaparecer de la escena, es ser tragado por el insondable abismo del nunca jamás, (Esto es para ser benévolos, porque lo que realmente lloran y lamentan es la perdida del poder al que creen deben tener acceso) tiemblan y lloriquean a moco suelto y con toda la histeria del mundo se desgañitan diciendo ¡Chávez maldito, nos quieres acabar, dictador autoritario, yo también tengo derecho a existir, yo que me he sacrificado, que me se todos los libros sobre comunismo, (Aquí diría Asdrúbal Ascanio: “Si sabes tanto, porque no montas una universidad”), que participé de los más gloriosos combates contra el imperialismo, que tengo un linaje de héroe revolucionario, que me gané todos los títulos de sacrificado, torturado, martirizado, no quieres que yo medre a la sombra de tu gobierno, no puedes entender que el gobierno es para repartirlo equitativamente entre los más fuertes y organizados políticamente, para llevar adelante los proyectos que beneficien a nuestros grupos o clases gobernantes, no se cual es tu empeño en seguir profundizando esta maldita revolución, que no permite que disfrutemos de nuestro pasado glorioso, que me importa a mí que el imperialismo esté organizando la retoma del poder, que quiera matarte, que se reproduzca la caída de la primera y segunda república, de 1812 – 1814, porque no me da la gana de unirme, porque no quiero que se incorpore todo el pueblo a esta revolución, lo que queremos es ejercer el poder, disfrutar de los grandes y pequeños negocios, que me interesan a mi las mujeres que abortan y se mueren de mengua, quien las manda; que los carniceros le pongan el precio que quieran a la carne, que los vendedores de cualquier guevonada le saquen los ojos a los pobres, que al mundo lo vuelva trizas la maquinaria de guerra, que se lo consuman como a una mazorca de maíz o una caña o una palma africana o una soya, nosotros no tenemos tiempo para andar discutiendo pendejadas; en definitiva cada quien que coma cuando y como pueda, ya yo me jodí bastante, para tener lo que tengo, “con tal y yo esté vivo que carajo me importa que el mundo sea una plancha de zinc”.


Para los camaradas ya el imperio es un cuentito de un tigrito de papelito que se lo inventó chavito para sacarnos del jueguito.


¿Qué te parece Chuchú? para ellos no es importante la conspiración del imperio, ni el acaparamiento ni el desabastecimiento, para ellos sólo es importante, su subsistencia, su forma de negociar, porque su concepto de democracia sigue siendo el griego, el poder se reparte equitativamente entre los dueños de los esclavos, por eso es que en el gobierno escalan posiciones, ocupan cargos, se reparten los recursos y es normal la traición, la zancadilla, la acusación sin fundamento, la corrupción es un buen motivo para que los mediocres disfrazados de honestidad hagan política, porque no se necesita demostración, sólo se requiere el grito destemplado de ¡allá va el ladrón!


No señor, para ellos un sueño, una idea, un motivo de trascendencia colectiva, una ética a la cual tengan que ser leal, y deban responder no los trasnocha.


Ellos son como unos campesinos que en el 2006, exigían que se les entregaran los títulos de la propiedad sobre la tierra, porque si Chávez perdía las elecciones ellos ya estaban asegurados. Este individualismo estúpido, no hace comprender, que si en este país es derrotada circunstancialmente la revolución, (y digo circunstancial, porque es una posibilidad, de mantenerse esta estúpida clase media con su ilusión de poder) los terratenientes y los dueños en general, a coñazo limpio nos quitarán la tierra, hasta detrás de las orejas y las uñas, sin importarle papel alguno.


Hay una diferencia radical, entre un pueblo cada día más desprendido y con ganas de aprender, y unos dueños de partidos, sindicatos, asociaciones, fundaciones, instituciones, ministerios, que dicen estar con la revolución y cada día que pasa quieren preservar lo que no tenían, todo ello disfrazado con un lenguaje seudo revolucionario.


Entendemos que la lucha revolucionaria pasa fundamentalmente por deshacernos de la propiedad, sea esta colectiva o individual, del egoísmo, del individualismo, de la falsa conciencia (ideología) que nos aliena, sea en nombre del capitalismo o del socialismo. Que es también una lucha por construirnos colectivamente, que es la adquisición de la conciencia real de las cosas y los procesos.


Es sospechoso que el lenguaje de los revolucionarios, coincida con el lenguaje de la reacción. Escuchamos de nuevo las mismas expresiones, “Ahora quiere acabar con el coleo y las bellas fiestas taurinas, con las bolas criollas, con el picopico y el queto, nada más quiere jugar rojo, quiere legalizar el aborto, se mete con los casinos, no quiere que uno haga plata, que uno compita, para ver quien acumula más, no le gusta el ajilei, ni los dados” o dicen: “¿Qué hace Chávez viajando y ocupándose de la política internacional? ¿Por qué sigue regalando plata a otros países? ¿Cuándo va a terminar con la inseguridad? ¿Por qué no mete preso a los corruptos? ¿Por qué no le da agua a los barrios? ¿Por qué no acaba con el desempleo? ¿Por qué no cierra a los chinos? Esos consejos comunales no sirven pa un coño”, y porai sigue el rosario de pena y queja; cada día se fomenta este lenguaje, y uno se pregunta ¿Algún revolucionario se ha puesto a pensar, en que si la cantidad de horas hombres, que se invierten en fomentar la conversa contra la corrupción, se invirtieran en pensar y planificar acciones revolucionarias, no nos hubiéramos ahorrado, sangre sudor y lágrimas, lugar común de por medio? Por ejemplo: si en vez de atacar la corrupción hubiéramos pensado en crear una organización revolucionaria, que se encargara de organizar entre otras muchísimas cosas la gran discusión del país que soñamos, el que nos involucre a todos, sin imposiciones extranjeras o locales, un país que cobijemos y nos cobije, un país sin disciplinas impuestas, sino a conciencia; porque hasta este momento, lo que somos es pegoste, mina donde cada quien jala la sardina para su sartén, ejemplo: los dueños de las empresas privadas de información, quieren que el país sea de ellos, así mismo piensan los dueños de los medios llamados alternativos, o las cooperativas o los ministros; quieren que todo el presupuesto sea para su cartera (ministerial), cada gobernador, cada alcalde, el supremo de justicia, el electoral, y los etcéteras tooodo el mundo (hasta el Cayapo) quiere lo que hay para ellos, a nadie le importa país, si no fuéramos tan individualistas, estaríamos pensando colectivamente; qué sembrar, cuando sembrar, dónde sembrar, con quien sembrar, para quien sembrar lo que sembramos; pero resulta, que como todos aspiramos ganancias; todos hacemos lo tradicional, lo que nos genera ganancias. Si no pensáramos en esto, pensaríamos en industria, en cría y en todo aquello que satisfaga colectivamente las necesidades elementales de todos y todas; pero que va, es mejor y más cómodo atacar a Chávez, porque ¿cómo se le ocurre proponer una organización distinta a la que ya tenemos, cómo es eso de que todo el mundo tiene derecho a discutir, hasta de la discusión misma?


Pensar, pensar, pensar; hacer que lo insólito, sea cotidiano en el cerebro, en eso consiste una revolución, no repitamos la historia de revolucionarios anteriores, que confundieron las convulsiones sociales y sus consecuencias, con la revolución; cito: convulsión mexicana que aún hoy se le sigue llamando revolución, la soviética, la china, la cubana, por nombrar algunas, o las más conocidas. Aclaremos el planteamiento, cuando una sociedad está extremadamente enferma, caso la sociedad capitalista, rotos los resortes éticos del trabajo esclavo, (la gente descubrió que lo importante no era trabajar sino tener dinero como sus patrones, o mejor dicho la gente supo que sus patrones obtenían dinero no trabajando sino robando), el excesivo consumo y la macro producción, la acumulación masiva de riqueza por un lado y directamente proporcional por otro su contraparte la pobreza, con todos las consecuencias, el exacerbado individualismo-egoísmo, el macro atomizamiento de la sociedad, genera corrupción, síntoma visible, palpable en todas las capas de la sociedad, desde el heladero hasta don perico de los palotes (quien siempre fue ladrón y criminal y aquí no vale la excepción de la regla), todos, absolutamente todos, estamos picados de culebra; no hay nada ni nadie, que no participe de una forma u otra, de la corrupción. Porque aún, aquellos que la evitan, lo que hacen es evidenciarla).


Muchos se alarman ante la corrupción, la gran mayoría la critica, pero no para evitarla sino para obtener el beneficio que el criticado ostenta; aquí vale un ejemplo, cuando el cuerpo de un niño tiene fiebre, la madre lo primero que hace es tratar de quitarla, pero por muy ignorante que sea su instinto de preservación maternal la conduce a buscar ayuda, y el médico por muy bisoño, busca las causas de la fiebre. Si nadie le para, si no consigue médico, ni ayuda, el niño entre otras posibles consecuencias, puede morir carbonizado, pero previamente convulsiona.


Este ejemplo se le puede aplicar a la sociedad, la corrupción en sí no es una enfermedad, es una alarma, que la ignorancia del cuerpo social la convirtió en epidemia; lo que hoy estamos viviendo son las convulsiones previas a la muerte.


Los revolucionarios no podemos confundir esas manifestaciones con un hecho revolucionario, porque si no, nos ocurre lo que ha sucedido en la historia anterior; se ha remachado lo combatido, porque nos hemos dedicado a curar lo incurable. Después de las convulsiones reformar, tratar de salvar lo perdido, es atentar contra el poema de la revolución. Ninguna ideología nos salvará, aunque se haga en nombre de lo más puro, siempre será falsa conciencia.


Nos toca pensar, pensar, y repensar, desde la realidad para poder construir lo imposible. Lo que nos hizo ser ya no es, ni será; sólo vivimos los espasmos, en la ilusión de estar vivos. Que los muertos entierren a sus muertos. Nosotros nos vamos a pensar el Socialismo.

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