viernes, 22 de octubre de 2010

Lo que tuerce el cacho y lo que va a nacer

Una vez más se encrespan las olas, se agitan las aguas de la reacción y del miedo; gatos y ratones se abrazan y se ponen de acuerdo, para despotricar contra la Reforma Constitucional. La burguesía, el imperio, la clase media y alguno que otro agitado ultra izquierdista; más anarquistas que Bakunín (creídos en que la lucha de clases es una película que eternamente se puede mirar sin que en ella varíen las circunstancias, los personajes, el paisaje, los actores, los directores, y sobre todo, la revolución y sus infinitos planos, como protagonista principal; en medio del maremagnum de lo que va a torcer el cacho y lo que va a nacer, le hacen coro a la puesta en escena mediática), juntos, gritan a todo pulmón: ¡¡Chávez mardito!! quieres tener todo el poder para ti solito; te quieres coger todo el territorio, quieres controlar las fronteras, quieres ordenar a las fuerzas armadas, quieres destruir a las policías, quieres acabar con el libre mercado; el monopolio te da escozor, no te gusta ni jugarlo, abominas al latifundio, no quieres a los gobernadores, ni a los alcaldes, ni a los ministros, ni a los diputados, ni a los concejales; quieres un estado poderoso, no te gusta el negociado de los políticos, quieres perpetuarte en el poder, no te gusta el quítate tú pa ponerme yo, no le quieres dar chance a nadie, no quieres financiar a los partidos políticos; no te gusta la santa propiedad privada, odias al liberalismo, detestas al humanismo, te saca la piedra la globalización del capital; te da envidia nuestra acumulada riqueza, odias la democracia representativa, el dólar te da urticaria, los disidentes te estorban, no quieres dejar que todo el mundo haga lo que le de su perra gana con esta mina; desde cuándo se te metió eso en la cabeza, cuál es la pendejera esa que tienes con el socialismo.


Pero acuérdate, nosotros no lo permitiremos. En defensa de las que nos planchan, lavan, cocinan, friegan, de los que nos siembran, hacen las mesas, las camas, los celulares; de los que nos escriben los discurso y la literatura, de los que nos pintan y nos cantan; nosotros diremos ¡¡no!! a tu reforma infeliz macaco, defensor de indios y negros, abrazador de pobres, besa viejitas, maleta e chivo, fuera, vete, no me molestes más. ¡¡Con mis sirvientes y obreras no te metas!! ¡¡Uuufff!! ¡¡parecen locos!! Dijera Perucho Conde.


Es la eyaculación total, el acabose, el ahora sí es verdad que se jodió, ahora sí fue que el pueblo se dio cuenta y nos lo vamos a pegá, de aquí no pasa. Que se prepare para la invasión, las conspiraciones serán el pan de cada día, le echaremos encima todas las guarimbas del mundo, contrataremos a todos los paramilitares, narco productores y traficantes, uniremos a Ramón Martínez y a Rosales, porque esa Reforma no pasa.


De insultos y malos tratos está empedrado el camino de la sociedad que nace; pero hagan lo que hagan, no se evitará lo por venir.


Ellos han esgrimido sus razones, la defensa del humanismo individualista y egoísta, la defensa de la propiedad privada, de la explotación, de la gente y del planeta en general. Ahora nosotros, los pobres, diremos las que nos asisten en este tiempo histórico; y con ellas, justificaremos el por qué votaremos sí a la Reforma Constitucional y al socialismo en colectivo:


Porque necesitamos cohesionar todo el territorio, para poder planificar el país.


Porque el territorio no puede seguir en manos de los terratenientes y latifundistas de las aguas, del aire y sus usos; porque son colectivos y no propiedad de nadie en particular.


Por que estamos cansados de sufrir derrumbes, vaguadas, terremotos, inundaciones, por falta de tierra, donde florecer un país.


Porque el territorio no puede seguir siendo administrado por alcaldes, gobernadores, ministros, diputados, o dueños de partidos, que cuando sienten amenazados sus míseros intereses, salen corriendo a negociárselo al mejor postor transnacional como Rosales en el Zulia, o a privatizarlo como Ramón Martínez, con las salinas de Araya. Y así muchos otros ejemplos de estos señores feudalitos que cada vez que les da la gana amenazan con incendiar al país si no le dan lo que piden para satisfacer sus egoísmos.


Porque necesitamos el territorio para producir alimentos, calzados, vestidos, viviendas, y todo lo necesario para hacer posible una vida digna de ser vivida por todas las personas y el planeta en general.

Porque el territorio no puede seguir en manos de la agroindustria y de las transnacionales monopolistas, vendedoras de venenos y de semillas transgénicas.


Porque necesitamos el territorio para producir las semillas que estén acordes con las necesidades de la población en su conjunto y no de aquellas personas que sólo buscan el beneficio particular.


Porque necesitamos proteger las fronteras del país, plagadas de todos los males delincuenciales producidos por el capitalismo en el continente.


Porque necesitamos cuantificar los recursos de manera colectiva, para de esa misma forma construir el país de arraigo; porque necesitamos una cultura integral que nos enrraice como pueblo, y no seguir copiando, arte, modo, usos y costumbres de Europa, Estados Unidos o cualquier otra cultura, porque necesitamos construirnos como cultura socialista.


Porque no queremos depender de nadie y menos de los monopolios industriales, vengan o sean de donde sea. Porque no queremos que las calles de Nueva York sigan siendo asfaltadas con el petróleo venezolano, ni que se sigan construyendo Baltimores con el hierro de Bolívar.


Porque no queremos que el Estado siga favoreciendo a la tiranía burguesa.


Porque queremos que el Estado, en este tiempo de transición, sirva como herramienta para librarnos de la dictadura capitalista.


Porque necesitamos, administrar directamente, los recursos producidos por nosotros, y decidir sobre la más provechosa manera de usarlos.


Porque necesitamos unas fuerzas armadas conectadas con el proyecto de país que soñamos colectivamente; que se asuman venezolanas de corazón y conciencia, que no se comporten como invasores en su propio territorio, cuna de los padres libertadores.


Fuerzas armadas de carne y hueso, que amen cada río y cada selva, cada pedazo de mar y cada montaña y, fundamentalmente, a las personas que en esos lugares habitan; que los sientan como madres, padres, e hijos, novias y novios, amigas y amigos; sin ninguna distinción, como no sea aquella que el amor y los afectos generan.


Porque necesitamos una policía que nacionalmente se comporte como venezolana y no como un grupo de mafiosos armados, al servicio de cualquier padrino disfrazado de alcalde o gobernador, como el caso de Alfredo Peña o del gobernador Rosales. Una policía que viva como gente, entre la gente, para que le duela la gente.


Porque deseamos que las finanzas del país la controlemos nosotros, para financiar la revolución y no el egoísmo capitalista.


Porque no queremos que la ganancia petrolera sirva para financiar a través del banco central, a las empresas gringas.


Porque no queremos que el Banco Central sea un apéndice de los bancos extranjeros.


Porque necesitamos que Chávez sea reelegido de manera continua, hasta que seamos un pueblo constituido en conciencia revolucionaria, hasta que fundemos un país y sustituyamos la mina que somos.


Porque Chávez garantiza en la transición, sostener el proyecto de país que soñamos.


Porque queremos un presidente de carne y hueso y no los monstruos ideologizados que nos han gobernado.


Porque necesitamos una sola dirección (amasada y maceada en lo diverso) que nos conduzca a la construcción del país en donde quepamos todos, en donde nadie robe a nadie.


Porque hace falta darle un parao definitivo a tanto aspirante a ladrón de país, disfrazado de político de izquierda y de derecha.


Porque hemos mirado, sentido, escuchado a todos y a todas las que dicen querer salvarnos; y ninguno, ninguna, tienen el suficiente desprendimiento, para donarse a un país, como lo ha demostrado en la práctica Chávez.


Si ninguna de estas razones les convencen, diremos otra, la más importante: Nosotros los pobres votaremos SÍ a la reforma constitucional, porque nos ha nacido desde 1989 una terquedad de corazón y conciencia, que nos obliga a no ser más esclavos, y esto, es definitivo.


Si se corrompe una fruta para ser árbol

una piedra arena

un pájaro trino

un gusano mariposa

un río mar

un vientre flor

ocurre y nos invade la alegría

enternece

el nacer y morir de lo natural

Pero extraña

dolorosamente extraña

que me duela tanto la corrupción

de lo que enmiseria

y nos vuelve hábito la guerra

el robo del trabajo y el asombro

Que nos devuelve siempre al crimen

como cotidianidad de la vida.

Extraña

angustiosamente extraña

tanto tiempo invertido

en limpiar heridas de sobrada pústula


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