viernes, 22 de octubre de 2010

Si disparas una bala al capitalismo te mueres

Si disparas una bala al capitalismo te mueres, si no la disparas se muere él. Si algo ha demostrado este tiempo, es que al capitalismo no lo derrota nadie por deseo, sino porque sucumbe ante su propia contradicción, acelerándose la lucha de clases en esa dinámica. Los anteriores procesos nos han servido de muestra; no hay nada que no se haya hecho, sin aplicar métodos y principios capitalistas para su ejecución, dando como resultado, la reproducción del capital. Los análisis que se han hecho del por qué eso ha ocurrido, están signados por el mismo pensamiento, lógico aristotélico formal, con pegostes marxistas, dando como resultado, la culpabilidad cristiana de los hombres y mujeres, porque son malos, porque son buenos.


La gran mayoría de los luchadores sociales radicales piden a gritos, colocar el poder en manos de los pobres, como que si quienes lo ejercen no fueron pobres también, ¿acaso el miedo, el hambre y la ignorancia no son el motivo fundamental para aferrarse al ejercicio del poder? No es el ejercicio del poder lo que hace que los pobres dejemos de ser pobres, es por el contrario su eliminación, porque la pobreza no es una generación de gente a la que se le da comida, ropa, calzado, vivienda, estudio, salud y empleo y ya todo está arreglado, porque la pobreza es una consecuencia; a los pobres nos produce hoy el capitalismo, ayer el feudalismo y antier el esclavismo. No podemos librarnos del capitalismo si continuamos disparándole balas producidas por él. La nueva sociedad no puede accionar como lo hace, desde hace mucho tiempo, el capitalismo. Si queremos socialismo debemos pensar en otra manera de producir, en otra manera radicalmente de vivir; no se puede salvar a los árboles cortando otros árboles.


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